sábado, 5 de diciembre de 2015

LA SUPERPOBLACIÓN, EL CAMBIO CLIMÁTICO Y LA SOSTENIBILIDAD DE LA VIDA HUMANA EN LA TIERRA

Hace ya algunas décadas el famoso escritor Ruso/Americano Isaac Asimov planteo una tesis muy interesante sobre la humanidad y su éxito como especie, la llamó la "Metáfora de del Cuarto de baño". En ella, Asimov explicaba el problema de la superpoblación humana y sus consecuencias, además de las fuertes tensiones que generaría y planteaba como la democracia no sobreviviría en un mundo sobrepoblado por la pérdida de la dignidad humana, según Asimov, "A medida que crece la población planetaria el valor de una vida no solamente declina, sino que al final desaparece, ya no importa si alguien muere. Cuanto más gente hay, menos importa el individuo".

El problema de la superpoblación se trata de manera tangencial en los espacios políticos porque a todo estado le conviene tener un índice adecuado de habitantes para los propósitos que le ocupan, es decir, para renovar la mano de obra, pagar los impuestos, lograr masas críticas en aspectos como investigación, deporte, milicia, etc, etc, y a pesar que en la mayoría de los países desarrollados y algunos en vías de desarrollo las tasas de fecundidad han venido cayendo, la verdad es que la población terrestre sigue creciendo. Solo China como país en la historia reciente ha aplicado una ley de control de la natalidad y en la actualidad ya la derogo lo que implica que cada hogar o pareja en ese país ya puede tener más de un hijo, con el consabido hecho que son mil trescientos millones de habitantes. Semejante presión sobre el uso de los recursos naturales hace poco viable la vida en la tierra por un periodo prolongado de tiempo, de no cambiar drásticamente nuestros hábitos de administración, conservación y consumo de los mismos.

Mucho se ha visto esta semana que pasa en Francia respecto de las discusiones y negociaciones de la mayoría de los países de la tierra sobre el cambio climático y las consecuencias de las descargas contaminantes de todas las sociedades al medio ambiente. En particular, respecto de los compromisos que deben asumir los distintos gobiernos (especialmente de las potencias económicas) para reducir los efectos nocivos de las actividades económicas y las nefastas consecuencias sobre los ecosistemas, que a la vez afectan al hombre. Se nota aún como aflora el interés económico sobre el bienestar social, sin importar las terribles externalidades que se vienen presentando y se agudizarán en los próximos años para la humanidad. Por ejemplo, en el tema de la reducción de las emisiones de carbono que tiene que ver con la dependencia del petróleo como fuente de energía, no se evidencia el mismo compromiso económico que si hubo cuando el sistema financiero mundial estuvo a punto caer en la quiebra por el mal manejo de sus líderes, y la complicidad de los reguladores. Sin embargo ese no es el punto, y como la mayoría de las veces el ciudadano de a pie no debería estar esperando que sus gobiernos y los representantes más emblemáticos de su sociedad le solucionen su vida, la solución pasa tomar pequeñas acciones de manera individual que permitan que sumadas logren efectos colectivos importantes.

Es imperativo que se apliquen herramientas innovadoras para desarrollar ciudadanos más informados, más conscientes, más dispuestos a disminuir sus impactos sobre el medio ambiente mediante la reducción, la reutilización y el reciclaje, además se deben generar los mecanismos necesarios para que el cuidado de nuestros recursos sean una prioridad, no una cuestión de decisiones optimas basadas en valoraciones económicas, es necesario que se desarrollen incentivos para que los ciudadanos obtén por medios de transporte ambientalmente amigables, tecnologías reductoras de impactos y apropien el cuidado medio ambiental como un hábito social. Lo anterior implica la revision de las políticas públicas en materia de cuidado del medio ambiente y las estrategias de difusión y cumplimiento, el planeta nos está mostrando las consecuencias, y no valen excusas, estamos advertidos.