miércoles, 11 de febrero de 2015

LA ENCRUCIJADA DE RESOLVER EL CONFLICTO ARMADO EN COLOMBIA

Parece que la sociedad colombiana tiene el mismo dilema de un corcho en un remolino frente a las acciones que conlleven su pacificación. Por un lado, espera que se termine el conflicto fratricida que por más de 50 años la ha desangrado, pero por otro espera que todos los actores armados sean castigados de acuerdo a sus acciones. Esta posición, en cabeza de la mayoria de la opinión pública y apoyos políticos muy fuertes, pesa cada vez que se sientan en la mesa el gobierno y los representantes de los grupos armados a intentar negociar un final del conflicto. Es claro que si hablamos de justicia, y de una solución ideal, este debería ser el final feliz de la novela, pero la realidad dista mucho de ese deseo y algunos, con conocimiento de causa, usan dicho discurso para ganar adeptos y atacar a su contraparte en el poder.

Ni la guerrilla está derrotada como se piensa, ni es posible corralarla y humillarla como lo quiere hacer ver un sector del país que apuesta por la continuidad del conflicto a pesar de tener uno de los pie de fuerza más grandes del continente, superado apenas por EEUU y al que ni siquiera Brasil con sus 350 Millones de habitantes le alcanza; ni negociar y hacer concesiones es entregarle el país al Castro-Chavismo y la consiguiente implementación del socialismo del siglo XXI tan fallido en Cuba como en Venezuela.

Es claro que la raiz del conflicto tuvo sus inicios en el descontento social de algunos campesinos del país por la concentración de la tierra en manos de latifundistas (cosa que data desde la conquista) y las consecuencias que esto generaba en la población rural, como por ejemplo pobreza, marginación, falta de oportunidades, exclusión e incluso una relación casi servil del trabajador del campo para con los potentados, igual que en la colonia. Incluso en una sociedad con un modelo casi feudal como lo considero Francis Fujiyama, la tierra sigue siendo sinomino de riqueza, y la riqueza de poder político. Poder político que no se puede negar que se uso para poner el aparato del estado en contra de los pobres sublebados a los que se les dictaminó el extermino (sistemático y selectivo) a fin de acallar las protestas,  y aun, 50 años después del inicio de la confrontación, sigue siendo el campo, y la política del estado colombiano hacia él, solo notas al margen de la historia.

También es claro que lo que existe hoy como grupos insurgentes dista mucho de ese verdadero ejercicio de reivindicación social de la época y su justo ejercicio de la defensa. Lo de hoy al margen de unos pocos romanticos idealistas cansados de tanta selva y sozobra, es un puro y duro negocio de narcotráfico, boleteo, extorsión, secuestro, mineria ilegal y cuanta acción al margen de la ley rente lo suficiente para sus insaciables garras, los militantes de hoy no merecen ser llamados "guerrilleros" pues este apelativo les queda grande, son mercenarios pagados que comercian base de coca con los carteles Mexicanos, extorsionistas de habitantes del campo, secuestradores de todo aquel que pueda pagar un "rescate", destructores de selva, a la que a la vez contaminan con insumos químicos para la preparación de la cocaina, sembradores de minas antipersona en donde cada año cientos de compatriotras caen generando grandes secuelas -entre otras- muchas otras actividades ilegales que los más sanguinarios de sus jefes como alias "el paisa" quieran imponer.  Pienso personalmente que es esta situación la que lleva a sus máximos jefes históricos a querer dejar las armas.

Si bien la confrontación no ha resuelto el conflicto, si ha dejado huellas profundas en la sociedad, y ambos bandos han usado métodos no convencionales para atacar a su contraparte, en lo que se llama en la guerra, "combinación de las formas de lucha", y en este caso, tanto como el apoyo político que han tenidos los insurgentes, la infiltración de sindicatos, universidades, colectivos sociales y demas, como las estructuras paramilitares apoyadas por el estado y las instituciones castrences, los asesinatos selectivos, los falsos positivos, los grupos de limpieza social como la mano negra y otros fueron acciones llevadas a cabo desde el estado o con su complacencia. Grandes lideres han caido en esta guerra, unos a manos de las partes en conflicto, asesinatos y secuestros a políticos y lideres de opinión por parte de la guerrilla (ademas de integrantes de las fuerzas armadas), como tambien a manos de fuerzas oficiales y paramilitares como el extermínio de la Unión Patriotica, el asesinato de Carlos Pizarro León Gómez, y miles mas activistas, defensores de los derechos humanos y un largo ectecetera que parece no terminar; incluso los que no calleron a manos de estos dos bandos, los asesinaron en su lucha contra el narcotráfico como a Luis Carlos Galán y Álvaro Gómez, así que el que este libre de pecado, que tire la primera piedra.

Por otro lado, en este momento no se puede decir que hay un vencedor y un vencido, el basto terreno del país y su geografía hace casi imposible dar persecusión y captura a estos facinerosos, cuando se cubre una parte, el fenomeno sigue hacia otra migrando con todo su "terror" como sucede ahora ne Nariño y sus costas del Pacifico usadas para despachar drogras al norte del continente. Por ahora se puede decir que hay negociaciones entre partes en conflicto, y por obvias razones, cosas como el pago de penas por delitos de lesahumanidad, reparación de victimas y demas temas son el candil del asunto entre partes que consideran que actuan en justicia defendiendo una causa, y sin concesiones, no se llegará a finalizar la confrontación. La experiencia de conflictos como el de Sudafrica e Irlanda del Norte nos muestran que en una u otra medida tendrá que haber una especie de perdón condicionado a la confesión de crimenes, la expiación de culpas y el exclarecimiento de los hechos, así como el abandono de las actividades "insurgentes"; pero esas experiencias también nos muestran que aunque eso signifique "tragarnos algunos sapos" también trae beneficios con el cese de las acciones violentas y sus secuelas en la población, el reclutamiento forzado, el minado de campos, los atentados terroristas, el abandono del campo y un mayor crecimiento económico por cuenta de los ajustes del país a la nueva realidad social que el país viviría, incluyendo la reducción de un enorme pie de fuerza innecesario en un país pacificado (que tanto incomoda a policias y soldados, ademas de otros actores que viven de la guerra).

Se deben reconocer grandes avances en las negociaciones como un real cese de hostilidades por parte del grupo insurgente, la amplia discusion y un sin numero de acuerdos básicos que el pueblo debe refrendar, pero que augura no ser fácil en un país tan anesteciado en su posición frente a la violencia a la que ya se acostumbró, que arde cuando asesinan a un caballo en un espectaculo llamado "corraleja", pero se muestra indolente ante el involucramiento y masacre de niños y niñas a diario en hechos de clara intolerancia social, al maltrato de género y demas  que es la que no permite la consecución de la verdadera paz.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Sus comentarios son importantes